Lockheed Martin propone versión opcionalmente tripulada del F-35
Lockheed Martin analiza dotar al F-35 de autonomía y nuevas mejoras furtivas derivadas del programa NGAD.
Lockheed Martin impulsa una nueva fase de desarrollo del F-35 Lightning II con el objetivo de mantener su relevancia operativa durante las próximas décadas, en un entorno estratégico cada vez más competitivo. A nivel global, emergen nuevos programas de cazas de quinta generación en China, India y Turquía, mientras que avanzan proyectos de sexta generación como el NGAD (Next Generation Air Dominance) en Estados Unidos, el FCAS franco-germano-español y el GCAP liderado por Reino Unido, Italia y Japón. En este contexto, una de las propuestas más ambiciosas para el F-35 es la incorporación de una capacidad de operación opcionalmente tripulada, que permitiría ejecutar misiones de forma autónoma o bajo control remoto, expandiendo considerablemente su flexibilidad operativa.
Durante la Conferencia de Decisiones Estratégicas de Bernstein, el CEO de Lockheed Martin, Jim Taiclet, explicó que la compañía evalúa integrar tecnologías desarrolladas originalmente para el programa NGAD en el F-35, incluyendo recubrimientos furtivos avanzados, mejoras aerodinámicas y sistemas de guerra electrónica de nueva generación. Estas modificaciones tienen como objetivo transformar al Lightning II en un caza “5+ generación”, con hasta un 80% de las capacidades de una plataforma de sexta generación, pero a la mitad de su coste estimado.
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“Podríamos tener un aumento significativo de capacidades para el F-35 en un plazo de dos a tres años, mediante la adaptación de tecnologías que ya están desarrolladas”, afirmó Taiclet, quien también señaló que los avances en autonomía e inteligencia artificial permitirían una versión opcionalmente pilotada “en un horizonte de tiempo relativamente corto”.
Mejoras furtivas y estructurales
Entre las áreas prioritarias para esta modernización se encuentran los recubrimientos radar-absorbentes e infrarrojos, derivados de tecnologías ensayadas en prototipos NGAD y aplicadas experimentalmente en plataformas como el F-22 y el F-117. Estas mejoras podrían aumentar la supervivencia del F-35 frente a radares de banda ancha y sensores térmicos de nueva generación.
Asimismo, se estudian ajustes en la geometría externa del fuselaje —conocida como outer mold line—, específicamente en las entradas de aire y toberas de escape. Estos cambios buscarían reducir la firma radar del sector trasero, históricamente uno de los puntos débiles del diseño.

Capacidades autónomas y modernización escalonada
Lockheed Martin considera que los sistemas digitales abiertos y la arquitectura modular del F-35 facilitarían la incorporación de capacidades autónomas. No obstante, Taiclet advirtió que la implementación deberá ser escalonada para no interrumpir la producción en serie ni comprometer la interoperabilidad con las flotas actuales. Sin embargo, esta aproximación genera cierto escepticismo, dados los importantes retrasos en la implementación de los paquetes de actualización Technology Refresh 3 (TR-3) y en la entrega de unidades avanzadas Block 4.
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El Pentágono ha rechazado en el pasado propuestas de modernización de gran envergadura, como el programa Adaptive Engine Transition, que contemplaba un nuevo motor diseñado para mejorar sustancialmente la relación empuje/peso, el alcance y la generación eléctrica del F-35. No obstante, si los programas de sexta generación —como el F-47 de la Fuerza Aérea o el F/A-XX de la Marina— enfrentan retrasos o sobrecostos significativos, podría resurgir el interés en una modernización profunda del Lightning II.
Esta apuesta por una variante “Ferrari” o “quinta generación plus” podría seguir el precedente marcado por los rediseños del F-15EX y F-16V, impulsados en su momento por la imposibilidad de reactivar la línea del F-22 y los persistentes problemas de calendario y costes del propio F-35.
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