[Opinión] 10 de agosto, Día de la Fuerza Aérea Argentina: el último que apague la luz
Como amante de la fotografía y la aviación, me toca ver la acción desde otra perspectiva, y muchas veces descubrir a través de fotos la forma de transmitir mensajes, sentimientos e historias que causen impacto en aquellos que vean mis imágenes.
Es por esto por lo que me pareció apropiado, en este día tan importante para la Fuerza Aérea Argentina, revelar ahora el significado de esta foto tan importante, que desvela a tantos y que tiene a las corridas a tanta gente puertas adentro de la institución, por la urgente necesidad de “mostrar gestión”.
Como reza el dicho, las cosas no siempre son como te las cuentan, y como este último tiempo abundan muchas declaraciones de cuestionable verosimilitud, me pareció oportuno poner «blanco sobre negro» para aclarar la caótica y desesperante realidad de esta institución.
Durante agosto y sus días previos en la Fuerza Aérea Argentina están marcados por el apuro, la urgencia, y el «todo o nada», con tal de satisfacer pretensiones de la superioridad. Y en esa sintonía de golpe aparece dinero por montones, hay horas de vuelo para lo que haga falta, se trabaja a contrarreloj para recuperar aviones en días, porque en el desfile un avión que vuela demostrará operatividad, y para sostener ese argumento danzan personas, prioridades y repuestos.
En esta oportunidad me parece acertado dirigir la atención sobre los recursos humanos de la Fuerza. En una reciente entrevista a medios locales, el Brigadier Isaac resaltaba que el logro más importante de su gestión fue alcanzar la motivación de su gente. Ha de ser por eso que la institución atraviesa la mayor fuga de cerebros de su historia, circunstancia que atraviesa el escalafón aire, técnico y hasta el mismo cuerpo de voluntarios.
Aviación de Transporte: ¿Transporte estratégico o línea aérea?
Sin lugar a duda, uno de los puntos que más orgullo da (puertas adentro de FAA) es la recuperación de aviones de transporte, y en esa línea, los alcances que se le ha dado a LADE para recuperar rutas y destinos que hacía años no se volaban.
La flamante incorporación del Boeing 737 comenzó su carrera de servicio en la FAA de una forma bastante accidentada (lo rompieron en un propio hangar de la I Brigada Aérea) y como se trataba de los días previos al 10 de agosto de 2021 (109° aniversario de la FAA), se lo reparó en un día y medio, algo que supone un récord hasta para el propio fabricante del avión.
Sobre esta aeronave y su rol estratégico, aún no es claro su desempeño en las alas de la nación. Recientemente fue utilizado para el transporte de tropas a Chipre, con la irrisoria travesía de más de 6 escalas para cruzar el océano atlántico en su ruta; sin dudas, una muestra cabal de la importancia “estratégica” de este avión y más aún, imaginemos lo “motivados” que habrán llegado los soldados a destino.
La flota de aeronaves Hércules constituye un claro ejemplo, a lo largo de sus más de 50 años en Fuerza Aérea, de la nobleza que puede tener un avión y la rudeza con que ha sabido prestar servicio en su escuadrón. Se trata de un avión que, al tratarse de un ejemplar netamente militar, el fabricante permite su uso en condiciones extraordinarias como si se tratase de un conflicto bélico por ejemplo, donde todo debe volar «como sea». Y de esta filosofía la FAA ha hecho tradición de su uso, ignorando las inspecciones isocrónicas o dilatándolas lo más que se pudiera ya que, por un lado, dinero no hay (para otras cosas sí) y por otro, son órdenes imposibles de contradecir.
Aviación de Caza: A-4AR, el punto débil
La punta de lanza de la FAA desde hace más de 5 años, ya que los Mirage se dieron de baja sin reemplazo y a la luz de la agónica espera de estos años, no hubo otra opción más que seguir haciendo volar estos aviones.
Una bandera recientemente izada por la actual gestión es la recuperación de la capacidad técnica para mantener en servicio 12 aviones de un total de 18 que mantendrían el Grupo 5 de Caza operativo. En otra entrevista, el Brigadier Isaac aseguraba que ya no se canibalizan aviones. Vamos a tener que redefinir ese término porque si estás recuperando piezas de A-4B y C para hacer volar tu flota actual y eso no es canibalizar, entonces no sé qué palabra usar.
Se ha hecho énfasis en la recuperación de los bancos de pruebas de motores como algo de vital importancia para la recuperación de los aviones a línea de vuelo. A la vez, se ha dicho que la cadena logística está siendo recuperada, pero no hubo un solo pliego de licitación por repuestos como slats o flaps. Sin embargo, continúa la retórica de que la cadena logística está siendo “recuperada”.
Probablemente se utilicen repuestos del cementerio de aviones que hay en Reynolds (perdón, del banco de repuestos de la V Brigada). La no existencia de pliegos para pedidos de componentes como slats o flaps reside en que sencillamente nadie fabrica ya estas piezas, por eso me resulta curioso y hasta gracioso, que se pretenda extender en 10 años más la vida de un avión que ya se ha quedado en el tiempo respecto a las necesidades del país y más aún si hacemos una comparación con nuestros vecinos.
Fénix: el Pucará con potencial de exportación que no termina de renacer
Con el mandato actual de recuperar todo lo que se pueda (aun cuando no haya explicación lógica) hace 3 años que estamos esperando el roll out del primer Fenix, sumado a las conocidas declaraciones del JEEMGFAA donde asegura que se trata de un producto de alto potencial de exportación. Si nosotros aun no podemos utilizar este producto de altísima calidad ya que hace más de dos años Hartzell no viene al país a certificar las hélices del avión, me cuesta creer como podemos ofrecer la aeronave a potenciales clientes en el exterior.
Se habla de inspeccionar las células remanentes de Pucará y restituir la producción en serie de un avión cuyos planos y diseños nadie sabe dónde quedaron (otra destacada orden de limpieza de la superioridad allá lejos, que pretendía barrer hasta con el archivo histórico de un producto nacional).
Ante esta ola de declaraciones rimbombantes debemos sumar el capricho de reflotar incluso los Pucará que quedaron con horas remanentes para uso en la FAA porque “aún tienen potencial”. Prácticamente no hay pilotos habilitados, no hay motores para repuestos (históricamente, cuando el motor de un Pucará deja de funcionar, avión que queda en tierra) pero el afán de mostrar gestión puede más que cualquier lógica y más aún, que el sentido común.
El recurso humano: el maltrato como forma de motivación
El punto central de esta crítica a la actualidad de una Fuerza Aérea en continua decadencia reside en el estado de ánimo de sus hombres y mujeres. Francamente olvidados y asediados por requerimientos absurdos que buscan o pretenden exhibir fortaleza donde solo queda ruina y tristeza.
LA GENTE SE VA DE LA FUERZA. La gente se cansó de esta dicotomía donde Brigadieres y Comodoros viven una vida absolutamente diferente, ven una realidad de fantasía y «color de rosa», mientras mecánicos, ingenieros y pilotos sostienen lo insostenible, todo para que las jerarquías cosechen algunos aplausos en determinadas fechas importantes.
Nada ha quedado de Malvinas y sus enseñanzas. Nada. Hoy la forma de dirigir al personal consiste en pararse en un hangar, poner en fila a los mecánicos y con tono amenazante pedir una línea de vuelo de tanta cantidad de aviones, sin fundamentar como se logrará ni mucho menos, aportar los medios necesarios para cumplir con esa orden.
Se apela actualmente a la formación de soldados voluntarios para cubrir el faltante de personal, y la estrategia es ingresarlos sin mencionar la remuneración, por lo que al momento del egreso esa persona siente que perdió tiempo y obviamente, se va desilusionada.
Lo último en tendencias de formación de personal tiene que ver con la resolución de una firma de “contrato de servicio”, entre el ingresante y la institución, en el cual se establece que, si la persona decide abandonar la Fuerza antes de su quinto año de formación, la FAA le podrá demandar el pago por la formación concedida, o bien, iniciar acciones judiciales. Este convenio habilita a la Fuerza Aérea, además, a relocalizar al personal en unidades que nada tienen que ver con la especialidad seguida, burlando la vocación del ingresante, generando la sensación de desgaste desde casi el comienzo, siendo la causa principal de la fuga de recursos humanos a largo plazo.
En recientes declaraciones el Brigadier Isaac manifestaba que “la grandeza de la Fuerza Aérea está mucho más allá de un presupuesto”. Es por eso por lo que un mecánico con miles de horas invertidas en especializaciones y cursos de formación hoy migra a empresas ferroviarias, porque cuando la plata no alcanza, la vocación no sirve mucho de alimento para sus hijos.
En consonancia con la tendencia de igualar hacia abajo, se migra gente de aviones Pampa a Grob, pases de unidad inexplicables. Pero que tiene que ver con la fuga de pilotos de la Fuerza, que como estaban tan “motivados”, se fueron al sector privado, o peor aún, a la casa, porque la salud es lo primero en muchos casos cuando «renegás» con una visión tan atrasada de las cosas.
Resulta fácil hablar de motivación cuando en el despliegue reciente a Río Gallegos hubo mecánicos durmiendo vestidos e imposibilitados de bañarse con agua caliente porque no funcionaba la caldera. Y ni hablar de enviar gente al sur sin sus respectivos viáticos, pero eso sí, “motivados”.
La formación de pilotos cazadores ha sufrido las consecuencias de pésimas decisiones, como pases de pilotos que volaban Texan a Reynolds, con solo un puñado de horas de vuelo en Pampa. Como me dijo un reconocido hombre de armas, a un piloto en esas condiciones, pasarlo a un avión como un A-4AR implica “enseñarle a caminar de nuevo”.
Cuestiones irrisorias de mandatos, que llegan hasta amonestar y a poner en un «banquillo de acusados» a un piloto para que explique porque el avión bajo 10 pies de lo previsto en un pasaje; pero no se cuestiona si ese mismo piloto tuvo que volar en un avión con falla de comunicaciones o debió regresar a la base por perdida de combustible, prioridades son prioridades al parecer.
Recientemente pude cubrir el despliegue a Rio Gallegos de aviones de la Fuerza Aérea, uno de los despliegues con peor coordinación y ejecución que se han llevado a cabo en la historia. Personal de la VI Brigada se enteró que sería desplegada tres días antes de la fecha, mientras que el personal de la V Brigada sufrió tres cambios de fecha en el medio. Aviones arribados a destino con novedades sin resolver, algunas de presurización y otras menores.
Hoy la prioridad la tiene el escalafón aire, entonces hay pilotos en destinos de contabilidad, ingeniería y demás, dirigiendo asuntos que nada tienen que ver con sus nociones. La contracara de esto es que aquellos profesionales de esas áreas no pueden trabajar, una parte por no tener los recursos, y otra, porque no los dejan. Gente con formación en el exterior se ha ido de la FAA con todo el dolor del mundo, por haber tenido ganas de hacer cosas, pero no lograrlas porque simplemente quien tenía que levantar el teléfono, no lo hizo. Eso se llama desidia.
Conclusiones
Lamento en el alma la ofensa de mis palabras. Lamento de corazón que produzca molestia mi declaración. Pero es la verdad. Verdad que es negada por la Fuerza Aérea desde tiempos inmemoriales y que, en la actualidad, ha permitido que se toque fondo en cuestiones que jamás se habían visto. “Me voy porque hay cuestiones que hacen al honor y a mi vocación que ya no puedo tolerar”, la mayoría de la gente que se va comienza sus fundamentos con esa frase, palabras más, palabras menos, es la síntesis de la desazón.
Trabajar tan cerca de la Fuerza Aérea Argentina me permite tener contacto privilegiado con su gente. “Mentalidad arcaica” me supo decir un experimentado piloto de la institución. Reniegan con eso. La Fuerza Aérea esta vieja, por caprichos de gente demasiado antigua para dirigir los destinos de muchas reparticiones. A veces hasta con nula formación para liderar y encima, fuera de lo que es su especialidad.
Todos estos factores son un combo explosivo que detona la unidad y compromiso que se pretende lograr, porque todo lo que se orienta a cumplir, nada tiene que ver con valorar a la gente o hacerlos sentir orgullosos. Está dañado el espíritu mismo de vocación, que ha motivado que muchos jóvenes decidan ingresar a la institución en primer lugar.
Para finalizar, quiero dejar como reflexión lo que muchos colegas me han dicho, “Seba, tené cuidado con lo que decís porque te cierra puertas y lugares donde querés entrar”. Quiero dejar en claro que mi trabajo corre por un lado y mis sentimientos por la gente de FAA van por otro, y lamentablemente, no me puedo callar. 10 de Agosto, Dia de la Fuerza Aérea Argentina, muchos aviones en el cielo, como mucha tristeza en todo su personal.
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