Un gigante aeronáutico en el interior paulista: visita a fondo al MRO de LATAM Airlines en São Carlos
Es difícil dejar atrás el bullicio de São Paulo. No solo figurativamente, sino de manera literal: son varias horas de un tráfico intenso que parece que no va a terminar jamás, hasta que uno cabecea un poco, se duerme, abre los ojos y se encuentra rodeado por el paisaje de las sierras paulistas, casi 240 kilómetros al norte de la capital del estado.
Entonces, se produce una importante disonancia cuando, entre tanta naturaleza, entre tantos matices de verde, entre tanta tranquilidad, uno ve sobresalir del horizonte unas colas rojas y azules.
¿Es un pájaro, es un avión? Sí, es un avión. No, me corrijo, son muchos aviones. Son Airbus A320, Boeing 767, 787 y 777.

Llegamos a São Carlos. Bueno, llegamos y pasamos unos 10 kilómetros el núcleo urbano, y ahora estamos cruzando la entrada del MRO LATAM, el principal centro de mantenimiento de aviones del a su vez mayor grupo aéreo latinoamericano.
Una pequeña miniciudad asentada en un terreno de 460 hectáreas en la que más de 2.000 empleados de LATAM trabajan realizando las tareas de mantenimiento mayor a la flota del grupo.
El complejo industrial (el más grande en su tipo de Sudamérica) tiene 270 mil metros cuadrados, divididos en dos grandes áreas, una de mantenimiento, y otra de componentes (o repuestos), en donde anualmente realizan chequeos a unos 300 aviones, administrando alrededor de 60.000 componentes diferentes.
Solo en 2022 se realizaron chequeos a 291 aeronaves, lo que representa el 69% del mantenimiento total del grupo LATAM, según los datos que nos compartieron Jaime Aguirre, Director de Mantenimiento Mayor y Proyectos, y Marcos Melchiori, Gerente Sr. del MRO en Brasil, quienes nos acompañaron en la recorrida de cada rincón de las instalaciones, transmitiéndonos la pasión que tienen por lo que hacen.

A diferencia del típico hangar que una persona común y corriente imagina como un gran galpón vacío, los de São Carlos están vivos. Cada uno parece tener su propio pulso, su ritmo de trabajo, su coreografía entre técnicos, herramientas, grúas y piezas de avión.



A nivel técnico, el centro cuenta con 7 hangares y 22 talleres en São Carlos, además de 10 talleres adicionales en el aeropuerto de Guarulhos. Todos los trabajos se realizan bajo especificaciones de los fabricantes y están avalados por autoridades aeronáuticas como la ANAC (Brasil), la EASA (Europa) y la FAA (Estados Unidos). Además, cuentan con certificación OPP, lo que les permite fabricar internamente algunas piezas—siempre y cuando su uso sea interno, dentro del grupo.



Durante nuestra visita, recorrimos varios de estos espacios, entre ellos uno en el que un Boeing 787 iniciaba el proceso de modernización de cabina, mientras que en otro se finalizaban los trabajos sobre un Airbus A320, prácticamente listo para volver a operar.


Pero el corazón del MRO no late solo en los hangares. Detrás de cada aeronave hay una red de talleres y laboratorios donde se da vida a un universo de componentes. En uno de los sectores visitados se modernizaban asientos, se reemplazaban fundas y se ajustaban mecanismos de reclinación.


A pocos metros, en otro taller, se reparaban e incluso fabricaban partes plásticas de la cabina—como paneles de ventanas o elementos decorativos—siguiendo estrictamente las especificaciones y autorizaciones de los fabricantes originales.


Estas fotos muestran algunas de las diferentes partes que en el MRO de LATAM de Sao Carlos tienen la capacidad (y la autorización) para fabricar allí mismo, lo cual ahorra mucho tiempo y contribuye a la eficiencia operativa de la aerolínea.



Uno de los espacios más curiosos fue el sector de los lavabos. Sí, hay un taller exclusivo para revisar, reparar y hasta reemplazar componentes de los baños de los aviones. Algo que no hay que pensar mucho para darse cuenta de lo esencial que es para el desarrollo de los vuelos.

¿Cuántas veces queremos sacar una foto durante el vuelo y la ventanilla está tan rayada que nos lo impide? En este taller del MRO de LATAM se encargan de chequear su estado (que más allá de lo estético, lo que se prioriza es la seguridad) y pulir los acrílicos para dejarlas nuevamente impecables.



No muy lejos de allí, vimos cómo se prueban los sistemas de frenado en bancos de ensayo especializados, y cómo se reacondicionan los trenes de aterrizaje: piezas enormes que, una vez desmontadas, se ven más como maquinaria industrial que como parte de una aeronave.




En otro sector, conocimos la estación de pruebas de aviónica. Ahí, técnicos e ingenieros trabajan con equipos de diagnóstico que pueden costar hasta 250 mil dólares, utilizados para verificar el correcto funcionamiento de los sistemas electrónicos y de navegación de los aviones.





En paralelo, se encontraban en pleno funcionamiento las áreas dedicadas al mantenimiento y reparación de nacelas (la “carcasa” externa de los motores), y una sección impresionante donde se testean y reacondicionan los toboganes de evacuación de emergencia.



Hasta los carteles dentro del avión se diseñan y producen en el MRO de LATAM. Uno de los sectores alberga un estudio gráfico donde, con impresoras de gran formato, se imprimen todos los adhesivos y señaléticas internas de la cabina: desde las instrucciones de seguridad hasta los carteles de “No fumar”.
Pero también las externas. Los vinilos conmemorativos que lucen algunas aeronaves de la flota de LATAM también son impresos en estas instalaciones.


Una parte clave de toda esta logística es la gestión de repuestos. En un predio tan grande, sería impensable que cada técnico se mueva cientos de metros a buscar una pieza. Para eso, existe un sistema automatizado en el que un robot—que en la práctica es como un carrito autónomo—circula entre el almacén y los hangares llevando las piezas exactas que se necesitan. Un pequeño ejemplo del nivel de eficiencia operativa que rige en este lugar.
Otro de los aspectos más interesantes de este ecosistema es la Escola LATAM, una iniciativa educativa que funciona dentro del mismo complejo. Allí no solo se capacita continuamente al personal técnico actual, sino que también se forman los técnicos del futuro. Este año, de hecho, se incorporó la primera camada de alumnos recién egresados del nivel secundario.

La escuela cuenta con aulas preparadas con réplicas funcionales de partes de aviones: desde sistemas de aviónica hasta motores y segmentos de fuselaje. Incluso se utilizan repuestos reales, de esos que se instalan en aviones operativos, para que los alumnos puedan entrenarse en condiciones lo más cercanas posible a la realidad. Esta formación se complementa con la modalidad conocida como On the Job Training (OJT), que consiste en prácticas supervisadas en el entorno real de mantenimiento, donde los aprendices aplican los conocimientos adquiridos directamente en tareas reales, siempre bajo la guía de técnicos experimentados.






En el patio de la escuela, incluso puede verse el sector delantero de un Airbus A320 real, que está siendo reconstruido. No se trata de una aeronave completa, sino del cockpit y parte del fuselaje delantero, que fue traído especialmente para convertirlo en un espacio de práctica ideal para el aprendizaje de sistemas y procedimientos.

Pero el MRO LATAM también mira hacia afuera, y hacia el futuro. No solo forma parte de alianzas con universidades como la USP y la UFSCAR para desarrollar tecnologías aplicadas (desde análisis de corrosión de asientos hasta simulación de inventarios), sino que también invierte en el desarrollo de talento local: es uno de los cinco mayores empleadores de São Carlos.
En temas de diversidad e inclusión, el centro también marca presencia: hoy el 12% de su equipo técnico son mujeres mecánicas, y ya alcanzaron un 5% de inclusión de personas con discapacidad, gracias a programas de becas y formación.
En materia de búsqueda constante de eficiencia, Jaime Aguirre explicó a Aviacionline que en el MRO de Sao Carlos se desarrolla un programa de mejora contínua que designa embajadores en cada una de las áreas productivas para impulsar dentro de los equipos el surgimiento de nuevas ideas, que van desde la cosa más pequeña hasta la más grande. Debido a sus buenos resultados, el mismo ya se está replicando a nivel global en la compañía.
“A mí Sao Carlos siempre me mantiene muy sorprendido”, señaló, agregando ejemplos de iniciativas como el mockup del A320 o mejoras en laboratorios que pueden lograrse dada la escala del lugar.
JAIME AGUIRRE TIENE MÁS DE 35 AÑOS DE EXPERIENCIA Y ES INGENIERO MECÁNICO POR LA UNIVERSIDAD DE LOS ANDES DE BOGOTÁ, TIENE UN MBA DE LA UNIVERSIDAD DE LOUISVILLE Y UNA MAESTRÍA EN GESTIÓN DE INGENIERÍA DE LA POTNIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA DE CALI.
En ese sentido también mencionó las olimpiadas que realizan anualmente en las que se arman alrededor de 20 equipos interdisciplinarios conformados, por ejemplo, por un técnico electricista, un estructurista, un mecánico general, etc., y les dan una prueba donde entran a diferentes estaciones que cuentan con partes reales de aviones con algún problema técnico que deben resolver, y se les evalúa tanto el tiempo como la solución que dieron.
Pensando en el futuro inmediato, Aguirre comenta que están llevando adelante una inversión de 10 millones de dólares en la construcción de un nuevo hangar con capacidad para un avión de fuselaje ancho y uno de fuselaje angosto.
Esto, destacó, tiene la particularidad de que será un hangar de pintura, algo que destacó no es fácil encontrar en la región para aeronaves como los Boeing 787 o 777.
Consultado sobre cómo está el área de MRO de LATAM frente a otros centros, Aguirre concluyó que “esto puede no sonar de mucha sencillez, pero yo he conocido muchos MRO en mi experiencia, y yo pienso que nuestros MRO son de clase mundial”.

Más allá del mantenimiento de aeronaves
Y, como si todo esto fuera poco, el MRO tiene 120 hectáreas destinadas a reserva ambiental. Cuentan con 14 reservas legales y 7 áreas de preservación permanente, que albergan más de 200 especies animales (algunas de las cuales incluso se ven en áreas públicas durante nuestra visita).
Desde el año 2000, se ha reforestado el equivalente a más de 50 canchas de fútbol. Todo el tratamiento de residuos líquidos e industriales se hace en el mismo predio, con una planta que procesa más de un millón de galones al año. También se reciclan 350 toneladas de residuos sólidos anualmente.
La magnitud del lugar, el detalle de cada proceso, la calidez de quienes nos recibieron y guiaron, y el nivel de tecnología e innovación que conviven en cada rincón del MRO LATAM hacen que uno se olvide, por un momento, de que estamos en medio del interior paulista. Porque, aunque cueste creerlo, en São Carlos no solo se respira verde y tranquilidad: también se respira aviación en estado puro, y con orgullo latinoamericano.
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