Mientras todos estamos viendo al 747 de pasajeros retirarse apresuradamente de las flotas de las aerolíneas de todo el mundo, el sector de carga genera una sorprendente noticia: en el momento en el que no hay pedidos de aviones, Boeing vendió un 747 Freighter y está cerrando un acuerdo por entre cuatro y siete aviones adicionales para un comprador anónimo. Anónimo, pero conocido. Y con una muy linda novela detrás.
De acuerdo a un artículo de Andrew McIntosh publicado en el Puget Sound Business Journal, Boeing fue demandado en un tribunal judicial del distrito de Seattle por Volga-Dnepr, el operador más grande del mundo de Antonov An-124.
Dentro del grupo Volga-Dnepr, la filial Air Bridge Cargo opera Boeing 747, en sus versiones -400F, -400ERF y -8F. De estos últimos, la filial opera 11 y Cargo Logic Air, otra subsidiaria basada en el Reino Unido, opera el restante.
El primero de enero de 2020, hace apenas seis meses, la compañía tenía pendientes de entrega ocho Boeing 747-8F y tres Boeing 777F. Pero la demanda de cargo había caído drásticamente, y eso obligó a Air Bridge Cargo a dejar en tierra la mitad de su flota. En ese mismo momento, uno de los 747 ordenados (VQ-BIO) salía de la línea de producción.
El 13 de enero, Boeing le envió una notificación formal al consorcio ruso avisándole que el VQ-BIO estaría listo para entregarse el 28 de Febrero. Y acá empieza el lío.
El 17 de Enero el grupo le envió una carta a Boeing informándole que no había podido «asegurar las fuentes de financiamiento» y que se veía obligado a rescindir el acuerdo de compra.
En Febrero, Volga-Dnepr debía iniciar arreglos para recibir los tres B777F, pero no reconoció ninguna obligación de recibirlos. El 11 de febrero, en una reunión en Londres, el representante de Volga le dijo a los enviados de Boeing y de Dubai Aerospace -el lessor de los 777- que deberían encontrar un nuevo comprador para los aviones porque ellos no iban a recibirlos. Acto seguido, el representante ruso se levantó y se fue.
Las intenciones de las partes quedaron claras -más allá del gesto dramático- por correspondencia. Boeing avanzó entonces con encontrarle nuevo comprador a los aviones, y poco después lo logró: a principios de Abril cerró formalmente con un nuevo cliente. Al mismo tiempo, el fabricante estaba trabajando con otro cliente en los últimos detalles del acuerdo formal de venta del VQ-BIO, tras haber aceptado la oferta que el mismo hizo en Marzo. Cerró formalmente el acuerdo con este cliente el 28 de Abril.
Pero el 13 de Abril Volga-Dnepr le envió una nota a Boeing en la que indicaba «por la presente queremos confirmar la revocación de nuestras cartas anteriores.» Es decir, cancelaban la cancelación. El primero de Mayo, una nueva nota: «Queremos reconfirmar nuestra disposición inmediata a aceptar la entrega del Boeing 747-8F.» La nota también indicaba que estaban esperando la entrega de los 777F, y en ningún momento hicieron referencia a lo que había pasado antes.
Obviamente, Boeing les respondió que tanto el 747-8F como los tres 777 ya tenían nuevo dueño, y que había buscado nuevo dueño justamente porque Volga-Dnepr le había dicho que lo haga. La respuesta de la compañía carguera no se hizo esperar: entabló una demanda para hacer valer el contrato original y trabar la venta de los aviones a un nuevo cliente.
Boeing quiere que se desestime la demanda y se desestime la solicitud de requerimiento judicial. Maria Akiyama, directora regional de la organización de contratos de Boeing Commercial Airplanes, dijo que «Boeing finalizó la reventa del avión 747-8F que Volga rechazó y programó la entrega del avión al Cliente A», declaró Akiyama en una declaración jurada entregada al tribunal, sin compartir más detalles.
¿Quién es el cliente A? Muchos dicen que se trata de UPS, y que estaría avanzando sobre la compra de entre cuatro y siete -8F adicionales que completaban el pedido frustrado de Volga. Ni el operador norteamericano ni Boeing hicieron comentarios al respecto.
UPS, con sede en Atlanta, tiene 15 747-8F en servicio y 13 por entregar. La compra más reciente fue en 2018, cuando ordenó 14 aviones Boeing 747-8F en el Salón de Farnborough.
En sus presentaciones judiciales, Volga-Dnepr dijo que su situación financiera había cambiado debido a que el mercado de carga aérea encontró una demanda inusitada a partir de la pandemia e informó a Boeing que podía cumplir con sus obligaciones contractuales y pagar el avión. Y que en su momento retiró oficialmente su decisión de retirarse del acuerdo. Boeing insiste en que es demasiado tarde y que Volga nunca le proveyó ninguna información nueva sobre su capacidad de pago.
«Las circunstancias de Volga son absolutamente particulares, y la empresa acudió a la corte buscando un remedio de emergencia solo después de que un cambio dramático en el mercado creó una oportunidad económica imprevista», declararon los abogados de Boeing en su respuesta.
La COO de Volga-Dnepr declaró que si la empresa no recibe los aviones, «la gente alrededor del mundo se verá afectada proque tendrán menos acceso a insumos críticos para combatir al COVID-19.» En su alegato ante el tribunal, Boeing respondió el argumento de Arslanova diciendo que ya encontró un nuevo operador para los aviones. «El único daño que Volga quiere prevenir es el de sus ganancias, ya que no podrá sacar ventaja del mercado en auge.»
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