El viernes 5 de mayo al medio día, un avión Let L-410 TURBOLET de la Guardia de Fronteras polaca fue interceptado por un Su-35 de la Fuerza Aérea Rusa sobre aguas internacionales, el cual habría realizado maniobras peligrosas y poco profesionales para ahuyentar al avión de la OTAN.
Según informó el Ministerio de Defensa Nacional rumano mediante un comunicado de prensa, “el viernes 5 de mayo, una aeronave L-410 TURBOLET perteneciente a la Guardia de Fronteras polaca, fue interceptada alrededor de las 13.20, a unos 60 km al este del espacio aéreo de Rumanía, por un avión de combate ruso Sukhoi Su-35, mientras realizaba, en cooperación con la Policía de Fronteras rumana, una misión de patrulla rutinaria coordinada por Frontex (Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas), en el espacio aéreo internacional sobre el Mar Negro.
Las maniobras agresivas y peligrosas realizadas repetidamente por el avión de combate de la Federación Rusa en las proximidades de la aeronave polaca generaron un alto nivel de turbulencias y causaron grandes dificultades para controlar la aeronave polaca.
Como consecuencia del incidente, dos aviones de combate de la Fuerza Aérea Rumana y dos de la Fuerza Aérea Española designados para misiones de Policía Aérea fueron puestos en alerta por el Centro de Operaciones Aéreas Combinadas de la OTAN en Torrejón, España. Aunque los cuatro aviones estaban preparados para despegar en cualquier momento, su intervención no fue necesaria.
La tripulación polaca actuó con calma y profesionalidad en la situación creada irresponsablemente por el piloto ruso, y fue capaz de controlar totalmente la aeronave, tras la pérdida inicial de altitud causada por las maniobras del avión Su-35, consiguiendo aterrizar con seguridad en el aeropuerto Mihail Kogălniceanu, alrededor de las 13.50 horas. Ninguno de los miembros de la tripulación a bordo del avión polaco resultó herido en este incidente.”
La Guardia de Frontera polaca indicó que el avión de combate ruso interceptó a su L-410 sin ningún tipo de contacto radial previo. Luego el Su-35 realizó tres aproximaciones agresivas al avión polaco, ignorando las distancias de separación de seguridad, llegando a pasar a solo 5 metros de la proa del TURBOLET, lo que produjo muchas turbulencias y la pérdida de altitud repentina de la aeronave. Finalmente la tripulación pudo estabilizar la aeronave y el avión y sus cinco ocupantes pudieron aterrizar sin mayores inconvenientes.
El Gobierno de Rumanía condenó el “comportamiento agresivo” mostrado por el Sukhoi Su-35 ruso durante la interceptación del TURBOLET polaco, considerando que este accionar es “una prueba más del enfoque provocador de la Federación Rusa en el Mar Negro”.
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