Alemania cambia postura y abre la puerta al envío de misiles Taurus
La presión crece para que Alemania entregue finalmente los misiles Taurus a Ucrania.
La nueva postura del gobierno de Friedrich Merz marca un giro drástico respecto al enfoque cauteloso de la administración Scholz, al autorizar el uso de armamento occidental contra objetivos militares en territorio ruso y abrir así la puerta a una eventual transferencia de los misiles de crucero Taurus, largamente reclamados por Kyiv. Con ello, Berlín se alinea con la doctrina francesa, británica y estadounidense, que ya habían flexibilizado sus condiciones en el mismo sentido.
El canciller alemán Friedrich Merz confirmó este lunes la eliminación total de las restricciones de alcance para las armas suministradas a Ucrania, autorizando tácitamente su uso más allá de las fronteras del país. “Ya no hay limitaciones de alcance para las armas suministradas a Ucrania. Ni por parte del Reino Unido, ni de Francia, ni de nosotros. Tampoco de los estadounidenses”, declaró durante el Europaforum organizado por la emisora pública WDR en Berlín, en declaraciones recogidas tanto por Politico como por Euronews.
El anuncio representa un cambio estructural en la política de seguridad alemana, facilitado por la formación de una nueva coalición de gobierno entre la CDU de Merz y el Partido Socialdemócrata (SPD). De esta forma, Berlín se suma formalmente a la postura asumida en los últimos meses por Londres, París y Washington, que ya habían flexibilizado las condiciones operativas impuestas sobre los misiles de largo alcance proporcionados a Kiev, como los Storm Shadow/SCALP o los ATACMS.
¿Taurus en el horizonte?
Si bien Merz evitó confirmar explícitamente una inminente transferencia de misiles de crucero Taurus KEPD 350, sus palabras allanan el camino político para ello: “Ucrania debe poder defenderse atacando infraestructura militar en territorio ruso”, afirmó el canciller. La presión en favor de dicha entrega crece, tanto desde Kyiv como entre los aliados europeos. El propio presidente Volodímir Zelenski expresó tener “más que esperanza” de que el nuevo gobierno alemán revierta finalmente la negativa heredada de la era Scholz.
Cabe recordar que bajo el anterior Ejecutivo, el suministro de misiles Taurus había sido bloqueado por motivos tanto técnicos como políticos. Tal como señalamos en octubre pasado, Berlín consideraba que su participación directa en la selección de objetivos, sumada al alcance superior a 500 km del sistema y su capacidad para destruir objetivos estratégicos fuertemente defendidos —como el puente de Kerch— podía ser interpretada por Moscú como una escalada inaceptable. Además, el gobierno de Scholz argumentaba que, a diferencia de París y Londres, Alemania no contaba con personal desplegado en Ucrania para garantizar la integración táctica del sistema.

La eventual entrega del Taurus permitiría a Ucrania golpear con precisión centros logísticos y de mando rusos a gran profundidad, lo que podría tener un efecto tangible sobre la capacidad de Moscú para sostener operaciones ofensivas. A diferencia de los Storm Shadow/SCALP, el Taurus posee una cabeza de guerra optimizada para la penetración de búnkeres subterráneos y objetivos fuertemente protegidos.
En este contexto, la eliminación de las restricciones de alcance no solo tiene valor simbólico o político: habilita de hecho la plena integración de este tipo de sistemas de armas en la planificación operativa ucraniana a lo largo del frente, incluyendo zonas hasta ahora vedadas, como bases de lanzamiento de misiles dentro de la Federación Rusa.
Confidencialidad y escalada retórica
En un giro adicional, Merz anunció también que las futuras entregas de armamento a Ucrania serán mantenidas bajo estricto secreto, sin divulgación pública. Según explicó, el objetivo es preservar el factor sorpresa y dificultar los esfuerzos de inteligencia rusos. Esta estrategia ya ha sido aplicada por otros aliados, especialmente por Estados Unidos en el caso de los ATACMS.
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El nuevo enfoque alemán viene acompañado de un cambio en la narrativa oficial. Mientras en el pasado se enfatizaba la necesidad de evitar provocaciones a una potencia nuclear, Merz defendió la nueva política afirmando que “una nación que solo puede defenderse dentro de sus propias fronteras, no se está defendiendo adecuadamente”. En contraste, acusó a Rusia de atacar deliberadamente blancos civiles como “ciudades, hospitales y hogares de ancianos”, subrayando así la legitimidad de que Ucrania responda contra infraestructura militar rusa.
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